Durante las Fiestas, el consumo de alcohol vuelve a poner en evidencia una pregunta frecuente: por qué algunas personas tienen resacas severas con poca cantidad. La ciencia señala que la respuesta está en la genética y en la forma en que cada organismo metaboliza el alcohol.

Aunque para algunas personas una copa es suficiente para provocar malestar, otras toleran mayores cantidades sin consecuencias inmediatas. Según explica el investigador del CONICET Adrián Turjanski, estas diferencias no son casuales: del mismo modo que la genética define rasgos físicos, también influye en la respuesta del cuerpo a alimentos y bebidas.

El punto clave está en el metabolismo del alcohol y en la producción de acetaldehído, una sustancia intermedia responsable de los síntomas típicos de la resaca, como dolor de cabeza, náuseas y fatiga. Las personas que generan acetaldehído más rápidamente tienden a acumularlo en mayor cantidad, lo que provoca efectos más intensos y frecuentes, incluso con consumos bajos.

El especialista señala que quienes tienen este metabolismo acelerado suelen evitar el consumo excesivo, ya que el malestar aparece rápido. Sin embargo, esa misma característica los vuelve más propensos a sufrir resacas severas, aun cuando no hayan ingerido grandes cantidades de alcohol.

Los estudios también muestran diferencias poblacionales: solo el 40% de la población europea posee variantes genéticas de alta actividad metabólica, frente a cerca del 85% de la población de Asia Oriental. Conocer estas particularidades genéticas puede ayudar a prevenir malestares y tomar decisiones más cuidadosas durante los festejos.

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